sábado, 16 de abril de 2011

Liconsa y la leche contaminada que se sigue comprando en Irlanda 1987-2014

Era  el 26 de Abril de 1986 el día en que inició el desastre: el reactor 4 de la central nuclear de Chernovyl, en Kiev al norte de Ucrania, estalló debido a una falla humana. En las siguientes 36 horas los habitantes que vivían dentro de los 30 kilómetros alrededor de la planta fueron evacuados y nunca pudieron volver. hoy, 25 años después, ese lugar conocido como la zona de exclusión, parece un escenario postapocalíptico. El aire del tiempo le ha impreso un aire fantasmal cada vez más pronunciado, que se intensifica en la ciudad donde vivían los trabajadores. En Pripyat, localizada a 5 kilómetros de la planta, el silencio es abrumador. Las casas y las escuelas conservan todos los objetos que dejó la gente el día en que salieron huyendo de las radiaciones: juguetes,sillas, cunas, fotografías; en el edificio de gobierno llaman la atención los carteles políticos de la Ex unión soviética. Y cerca de ahí, el parque de diversiones de la ciudad que iba a ser inaugurado el 1o de Mayo, se ha convertido en el principal símbolo del desastre, en medio  de una rueda de la fortuna que, carcomida por el tiempo,domina el paisaje.
Durante los diez días en que se prolongó el incendio de la explosión, el reactor liberó hasta 200 veces más radiación que la desatada por las bombas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki. Con tal cantidad de material tóxico, al poco tiempo los bosques cercanos murieron y se tornaron rojos; muchos animales fallecieron, otros dejaron de reproducirse y unos más nacieron con malformaciones congénitas, especialmente especies domésticas y de granja.
En la limpieza del accidente y en la construcción del sarcófago para contener la fuga de material radiactivo del reactor 4 de la central nuclear de Chernovyl, participaron unos 600,000 hombres de entre 20 y 40 años: bomberos, militares, ingenieros y voluntarios. conocidos como los "liquidadores", estos hombres, muchos quizas sin conocer la magnitud del accidente, enfrentaron niveles de radiación letales sin la ropa y el equipo adecuados,protegidos solo por mallas de plomo y máscaras obsoletas, las cuales les producían llagas en la cara.Durante 206 días- tiempo en que terminaron los trabajos- estuvieron expuestos a cerca de 20 toneladas de material radiactivo. Muchos no resistieron y murieron al poco tiempo ( unos 8000 segun el gobierno de Ucrania), los demás desarrollaron enfermedades ocasionadas por la radiactividad, sobre todo cáncer. El presidente de la Unión Cherovyl, Viacheslav grishin, reveló que hasta 2006 ya habían muerto 100,000 "liquidadores":
La nube radiactiva llegó a gran parte de Europa, afectando en especial a Ucrania, Bielorrusia y Rusia, regiones donde se estima que los efectos del accidente durarán cientos de años.
Tras décadas de estudio, Moller Mousseau revelaron que algunos animales de la zona tienen niveles de radiación sorprendentemente altos, como los renos, los siervos, los jabalíes y los pájaros. hace unos meses un grupo de científicos de Noruega, Francia y Estados Unidos descubrieron que las aves presentan un cerebro 5% más chico en comparación con las de otros ecosistemas.
En cuanto a la flora, la mayoría de las plantas mantienen elevados niveles de radiación porque los suelos están contaminados por partículas radiactivas de vida larga, sobre todo de cesio 137 ( el cual tiene una vida media de 30 años).
En Ucrania, el número de adultos con cáncer aumentó 2.7 veces. Los casos de malformaciones genéticas superan el promedio europeo, asi como los casos de siameses y tumores. Se prevén 24000 casos de cáncer de tiroides.
En Bielorrusia, se pronostica que ocurrirán entre 14000 y 31400 casos adicionales de cáncer en 70 años.Podrían ocurrir hasta 28000 casos extra de leucemia entre 1986 y 2056. los casos de cáncer de tiroides han aumentado entre 18000 y 66000.
En Rusia, Hasta 2010 habían ocurrido 60000 muertes causadas por el accidente. 38% de las 300000 personas que participaron en la construcción del sarcófago para contener la radiactividad arrojada por el reactor 4, sufren enfermedades relacionadas con el desastre nuclear.
Un estudio del Centro Nacional de Investigaciones del Medio Ambiente y la Salúd de Alemania descubrió que después del accidente la incidencia de los casos de malformaciones genéticas aumentaron en Alemania y Finlandia.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer  estima que en Europa, fuera de los paises más afectados, ocurrirán 16000 decesos por cáncer debido al accidente.
En las zonas contaminadas no es raro ver a niños y adolescentes con malformaciones genéticas jugando en las calles o madres cargando a sus pequeños con hidrocefalia , tampoco resulta extraño que el hijo de un "liquidador"- que participó en los trabajos de limpieza del reactor- muera muy joven.Las secuelas de la explosión continúan y por eso hay personas que  aún viven con el miedo de que un día ellas o sus familiares caigan enfermos debido a las radiaciones. lo peor es que, según los pronósticos de los científicos el aumento de las enfermedades relacionadas con el desastre nuclear  permanecerá durante cientos de años, ya no debido al yodo 131, por el que millones de niños contrajeron cáncer de tiroides al tomar leche contaminada con esa partícula, pues ésta desaparece del ambiente después de un periodo de 8 días, ahora la principal preocupación se debe a la contaminación a largo plazo del cesio 137, el estroncio 90 y el plutonio, que se encuentran en las capas superficiales del suelo, Mientras los dos primeros tienen una vida promedio de 30 años, el tercero puede permanecer hasta 29000 años.Por eso no es extraño que las enfermedades relacionadas con el accidente continúen en aumento en los países contaminados. los últimos estudios revelan que en Ucrania, Rusia y Bielorrusia  los casos de cáncer y mutaciones genéticas  se han incrementado, así como los daños al sistema inmunitario y endocrino, el envejecimiento prematuro y los trastornos psicológicos. Una investigación realizada en la universidad de Alabama del Sur, publicada en 2009 en la revista estadounidense Pediatrics, revela que tan solo en Ucrania las malformaciones duplican los casos que ocurren en el resto de Europa.
Las últimas cifras que distintas instituciones han publicado sobre las muertes que a la fecha ha dejado el accidente nuclear, son abrumadoras, aunque dispares entre sí. En 2006 la Organización Mundial de la Salud
y la Agencia Internacional de Energía Atómica calcularon 100,000, mientras la Academia Rusa de Ciencias Médicas declaró que eran 212,000.
El director de Investigación del Instituto Nacional del Cáncer en Ucrania, Igor Shepotin, es pesimista acerca del futuro y teme que el escenario se complique y se eleven aún más las cifras  de víctimas de cáncer: "Este año Ucrania conmemora un cuarto de siglo desde el accidente de Chernovyl. Es generalmente sabido que 25 años después de que sucede una catástrofe nuclear, es un momento clave: aumentan de manera drástica los casos de cáncer, pues durante ese tiempo el suelo, y por tanto los alimentos, acumulan material radiactivo longevo que repercute a largo plazo en la salud y causa transformaciones cancerosas. la amenaza no termina ahí,. Dmitri Imara, experto en energía nuclear del centro ecológico Nacional de Ucrania, estima que en la zona de exclusión con el desastre se generaron alrededor de un millón de residuos nucleares, los cuales con el tiempo, al descomponerse se convierten en polvo y llegan a los ríos, lagunas y aguas subterráneas, aumentando de éste modo los riesgos para la población. Además, a la gente tambien le preocupa que el reactor 4 provoque una nueva catástrofe, pues el sarcófago de plomo y hormigón que lo cubre conocido como "el refugio" -fue construido de manera precipitada por los "liquidadores" para detener lo más pronto posible la fuga radiactiva-, se deteriora de manera paulatina: ya tiene zonas agrietadas que superan los 200 metros cuadrados, por donde se escapa polvo radiactivo. En su libro" las voces de Chernovyl", publicado en 2006, la periodista rusa Svetlana Alexievich indica: "El sarcófago es un difunto que respira. Respira muerte. Cuanto tiempo aguantará? nadie sabe dar una respuesta a esta interrogante.
En 1987 llegaron a Veracruz, México, tres barcos provenientes de Irlanda y descargaron 80,000
toneladas de leche en  polvo que había comprado la Compañía Nacional de Subsistencias populares (CONASUPO)- paraestatal dedicada a facilitar alimentos a personas de escasos recursos- a la firma irlandesa Irish Board, cuya producción estaba contaminada con las radiaciones emitidas en chernobyl.
Los primeros afectados fueron los elementos de la tercera zona naval que la consumieron y enfermaron de diarrea. El vicealmirante Manuel Rodríguez tomo una muestra del producto y la entrego al fisico Miguel Ángel Valdovinos, jefe del laboratorio de Laguna Verde. Su dictamen revelo: “Contiene altas concentraciones de estroncio 90 y Cesio 137, en una cantidad superior en diez veces la tolerable por el organismo humano. Ambos elementos atómicos son considerados altamente cancerigenos. Debe prohibirse, sobre todo, a los lactantes y a mujeres embarazadas”        
Las autoridades mexicanas, incluyendo a Raúl Salinas de Gortari, director de Leche Industrializada Conasupo, ignoraron el dictamen y la leche se distribuyo como parte de los desayunos escolares ofrecidos en las escuelas primarias publicas del país. Nunca se realizo una auditoria del caso y a la fecha se ignora cuantos niños han muerto y  siguen muriendo de leucemia y cáncer tiroideo por haberla consumido.
En la página de Liconsa y con fecha 2008 se sigue importando leche de Irlanda, pero en los desayunos escolares de las escuelas públicas del D. F. los cubos de leche son de  la marca comercial alpura .
En el Barrio de San Fernando, Tlalpan, México  de 1987 al 2010 la incidencia de  casos de leucemia y cáncer tiroideo han ido en aumento, sin mediar antecedentes familiares previos; a nivel nacional, del 0.26 % de casos en la población en edad escolar  ha aumentado hasta el 16%
          En 2008, en China, seis bebes murieron y 300,000 enfermaron por tomar formula Láctea con melamina. Los responsables, Zhang Yujun y Geng Jinping fueron condenados a muerte. En México, y desde 1987 a la fecha,  la omisión cómplice se codéa con la impunidad oficial. ¿Será política de estado el exterminio de las clases más desprotegidas?



Leche radiactiva, negligencia sin castigo

MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Hace 28 años exactamente se registró el más grave accidente mundial provocado por el hombre. Fue el 26 de abril de 1986 en la planta nucleoeléctrica de Chernobyl, Ucrania, república entonces perteneciente a la Unión Soviética. Como consecuencia, la nube radiactiva que produjo bañó a casi todos los países del norte de Europa entre ellos la República de Irlanda, eminentemente ganadera, a la que México compraba, y sigue comprando, leche en polvo desde la década de los sesenta. No obstante que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta internacional y se dieron múltiples avisos, en lugar de suspender la compra de ese lácteo envenenado México adquirió de manera criminal mucho más de 40 mil toneladas que fueron distribuidas en todo el país, tanto por la Conasupo como por muchas otras conocidas firmas especializadas en leche materna. Miles y miles de niños bebieron el lácteo envenenado. Todo lo anterior, y mucho más, mediante una serie de reportajes, Proceso lo dio a conocer en 1988.
Ahora, a 28 años de distancia del accidente, durante una nueva investigación llevada a cabo por el semanario, se abren presunciones de que la leche contaminada haya provocado la muerte de un número indeterminado de infantes como Alba Zagnithe Sánchez Mejía, de 15 años y de Maribel Torres Delgado, de 13, quienes fallecieron en el Hospital Infantil “Federico Gómez” en 1997 y 1999 respectivamente. Los padres de las menores, el ingeniero Teodoro Torres Goldaraz y Enrique Sánchez Alvarado, exigen -al sostener que las niñas ingirieron la leche de Conasupo y de otras firmas, en las fechas que coinciden- se abra una investigación con la finalidad de saber si el lácteo radiactivo fue la causa que cortó la vida a sus pequeñas.
La doctora Rocío Cárdenas, jefa del Departamento de Oncología del Instituto Nacional de Pediatría (INP), sostiene, sin atreverse a involucrar la leche radiactiva como causa de los fallecimientos, que entre 1987 y 1997 fue notable cómo aumentó la incidencia de cáncer infantil. En entrevista con Proceso, Cárdenas, quien sigue siendo la jefa de Oncología del INP, desde aquellos tiempos, reafirmó las declaraciones que hizo el 29 de diciembre de 1997 a la reportera Ángeles Cruz, del diario La Jornada: “La incidencia de cáncer infantil aumentó 300 por ciento en la década que va de 1987 a 1997, al grado que se  calcula que la afectación anual es de unos 900 niños de los cuales el 30% muere”. La oncóloga afirmó categórica a Proceso que nunca se ha dado seguimiento a esos u otros casos.
Sin embargo, al continuar con el afán investigativo el Hospital Infantil “Federico  Gómez”, por órdenes directas del doctor José Alberto García Aranda, se niega rotundamente a abrir sus archivos argumentando “inexistencia de información”. Al respecto el pasado 18 de marzo María Magdalena López Simental, jefa de Bioestadística y Archivo Clínico, del hospital, reunió a su personal y les señaló que había “órdenes superiores” para impedir el acceso al archivo muerto especialmente a la revista Proceso que solicitaba datos de niños que hubieran ingresado con diagnóstico de cáncer entre 1987 y 1997. Y, en la misma disposición, por su parte, la Secretaría de Salud responde textualmente por medio de la Lic. María Almendra Castro Macedo, directora de Coordinación, Normatividad y Difusión: “Esta Dirección General no cuenta con informes sobre ingresos hospitalarios a unidades médicas de la Secretaría de Salud, ya que esta información no es captada por nuestro sistema de información”.
Esta es una vieja historia de ocultamientos entre los gobiernos de México y de Irlanda que se mantiene vigente hasta la fecha. Proceso en 1988 puso al descubierto el contubernio existente entre el Irish Dairy Board  (Consejo Irlandés de Lácteos, en español) y la también gubernamental Conasupo (Compañía Nacional de Subsistencias Populares), con la compra venta dolosa de leche en polvo irlandesa contaminada con la radiactividad desprendida del accidente de Chernobyl en 1986.
Un pasado que no quiere irse. La nueva historia es como sigue:
A fines de octubre del año pasado el presidente irlandés Michael D. Higgins visitó México, invitado por Enrique Peña Nieto firmó varios acuerdos de nutrición, alimentación y derechos humanos. Este semanario que es el único medio informativo que ha seguido el caso de la leche radiactiva le solicitó datos precisos acerca de lo que siempre se ha considerado una compraventa dolosa de leche envenenada por el accidente de Chernoby. El señor Higgins nunca respondió nada. Es obvio comentar que durante la visita del presidente irlandés a nadie se le ocurrió incomodarlo con alguna pregunta al respecto y Peña Nieto seguramente, como de tantas cosas, ni enterado estaba de las graves corruptelas, en este aspecto, en las que tanto tuvieron que ver los gobiernos priistas de entonces.
En el mismo orden, al continuar con sus investigaciones el reportero le requirió amablemente, en noviembre, a la embajadora irlandesa Sonja Highland lo mismo. La diplomática accedió primero de buena gana y prometió dar respuesta a un cuestionario muy completo que se le entregó y que de haber tenido contestación podría haber esclarecido muchas preguntas que se han quedado en el aire respecto a responsabilidades irlandesas, abundantes hechos corruptos de autoridades mexicanas, y muchas otras compartidas. A insistencias, el 21 de enero respondió de esta manera y con el siguiente tono:
“La Embajada de Irlanda en México se estableció en el año de 1999 y, por consecuencia, no está en posibilidad de emitir comentario alguno sobre las imputaciones hechas por el periodista Guillermo Zamora, respecto a los presuntos eventos sucedidos en México en la década de los ochenta”.
Sin embargo, al día siguiente, el 22, la embajadora ya había comprendido que se había quedado corta y se iba a ver muy mal, de esa manera añadió textualmente:
“En relación al correo electrónico dirigido a usted el día de ayer la embajada se permite hacerle llegar el siguiente agregado:
La Embajada de Irlanda  en México desea destacar que en febrero de 1988, el entonces ministro para la Alimentación de Irlanda, Sr. Joe Walsh, confirmó mediante declaración pública que la leche descremada en polvo que fue abastecida a México en 1987, cumplía con todos los estándares acordados tanto por la Comunidad Europea como por los estándares internacionales. El nivel de radiactividad de la leche estaba por debajo de los estándares de la Comunidad Europea de 370 bequereles por kilo, mismo que también fue establecido en el contrato de exportación correspondiente”. Atentamente. Embajada de Irlanda en México, 22 de enero 2014.
No obstante, las negativas y los pobres argumentos para vender a otros países una leche que se sabía su contenido estaba altamente contaminado, ni más ni menos, por la radiactividad de Chernobyl, existe un antecedente que deja ver el desprecio irlandés por los pueblos del llamado Tercer Mundo.
Habían pasado apenas tres meses, del accidente de Chernobyl, precisamente en el mes de julio de 1986, cuando Antonio González Quintanilla, embajador mexicano en Brasil informó a la Secretaría de Relaciones Exteriores que la República de Irlanda trataba de vender, a toda costa, a ese país sudamericano leche en polvo que se sabía estaba contaminada por elementos radiactivos. El embajador, cumpliendo su deber, advirtió que seguramente tratarían de hacerlo con México. De inmediato el exsubsecretario de Relaciones Exteriores, Alfonso de Rozental Díaz envió a Guillermo Soberón Acevedo, secretario de Salud, el oficio núm. 33344, en donde explicaba que la adquisición de la leche irlandesa representaría graves riesgos para la salud de los mexicanos.
Rozental acompañó la información de un ejemplar del documento elaborado por la embajada de la entonces Comunidad Económica Europea, en Brasil en el que se señalaba que el lácteo contenía altos contenidos de radiactividad. Sin embargo, Guillermo Soberón y Héctor Hernández, secretario de Comercio, del gabinete del presidente Miguel de la Madrid, quien también fue avisado, no actuaron en consecuencia o se toparon con “poderosas razones”. El hecho es que no cumplieron con su deber.
Empero, no sólo con el oportuno aviso de nuestros diplomáticos se pudo haber evitado la compra y el consumo sino que una vez que ya había llegado a México, otros funcionarios alertaron del ilícito y no sólo los desoyeron sino los reprimieron y hasta la cárcel fueron a dar.
Un agregado más: No fue coincidencia que el entonces ministro de Alimentación para Irlanda, Joe Walsh, manifestó, dice la embajadora, sin presentar ninguna prueba, que “mediante declaración pública” la leche que fue abastecida a México “cumplía con todos los estándares internacionales”. Es decir, si lo realizó fue respondiendo al escándalo que se formó por la información que salió primero en Proceso. Nada más es cuestión de constatar las fechas. La pregunta es ¿por qué no avisó al gobierno de México o a la Conasupo con antelación? También sería bueno saber si lo hizo y, ¿a quién o a quiénes?
Proceso, en sus reportajes, también dio a conocer quiénes descubrieron que la leche que estaba llegando a los muelles de Veracruz, procedente de Irlanda, estaba contaminada con elementos radiactivos. Fueron dos personajes los que sufrieron hostigamiento y persecuciones sin fin. El Vicealmirante Manuel Rodríguez Gordillo y el físico Miguel Ángel Valdovinos. En abril de 1987, Rodríguez Gordillo se encontraba provisionalmente al mando de la 3ª Zona Naval de Veracruz. Rodríguez Gordillo era dueño de una impresionante carrera naval: piloto de combate, con conocimientos en física, matemáticas, geografía y guerra submarina. Años antes, durante un curso en Estados Unidos él alcanzó el primer lugar y el cosmonauta Neil Armstrong, pionero en llegar a la Luna quedó en segundo. En abril del 87 durante una revisión de los alimentos que consumían los marinos a sus órdenes sospechó de los bultos de leche, de 25 kilos cada uno, que se habían comprado en los muelles de Veracruz al leer: Irish Dairy Board (An Board Baine, que quiere decir en gaélico lo mismo), con dirección en Grattan House, Mount, St. Lower, Dublín 2, República de Irlanda. Recordó que ese país había sido profusamente radiado por la nube de Chernobyl en los primeros días de mayo de 1986. Rodríguez Gordillo contó personalmente a Proceso que de inmediato pensó en su amigo, el físico Miguel Ángel Valdovinos, que fungía como jefe del laboratorio de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde, que se encuentra a 70 kilómetros al norte del puerto. Valdovinos, con estudios en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, en Alemania y Francia, estaba a cargo de la Jefatura de Análisis Nucleares de Laguna Verde. Una vez, concluidas las pruebas respectivas,  el físico, con especialidad en Análisis de Seguimiento Ambiental de Altos Riesgos, fue categórico:
“Los contaminantes radiactivos generan un envenenamiento silencioso a los seres vivientes, ya que la contaminación es inodora, incolora y no tienen sabor, por lo tanto una vez que se incorpora a los productos alimenticios no es posible distinguir con los sentidos pequeñas o grandes concentraciones de dichos contaminantes”.
Al continuar, en entrevista, realizada por aquellas fechas, aseveró que basado en la concentración de 375 bequerelios kilogramo (375 bk/Kg) de Cesio 137 en base seca encontrados en un análisis total de 22 lotes con 1498 toneladas de leche importada de Irlanda se hizo una estimación de la dosis comprometida a 50 años determinándose que el valor de la dosis es superior en 10 veces, como mínimo, al límite de dosis anual permitido de 5m/rem a cuerpo entero “lo que definitivamente resulta en una sobreexposición que indica riesgos de cánceres a quienes bebieron, con cierta permanencia, el líquido contaminado, a partir de los sucesos a los próximos 50 años”. Y, alarmado, precisó, “esto implica un incremento importante en el nivel de riesgo  a la salud, fundamentalmente en la incidencia de cáncer. Esta estimación se hace, aclaró Valdovinos, suponiendo que los infantes ingirieron cien mililitros (ml), es decir, poco menos de medio vaso de leche contaminada diariamente. Lo que resulta subestimado, ya que este nivel de dosis se incrementará de acuerdo con el factor de ingestión, pues existen datos de dieta alimenticia en que en ciertos estratos (60 por ciento de la población infantil), el factor de ingestión promedio de leche en infantes es de 500 ml diarios (medio litro). Y terminó puntualizando: “A todas luces resulta inaceptable esta sobreexposición, ya que se tuvieron los datos suficientes para suspender la compra y luego la distribución de la leche contaminada con concentraciones significativas de estroncio 90 y cesio 137”.
Para los dos personajes esta actuación de estricto apego a sus funciones fue suficiente para que se desatara la batahola que acostumbra en las altas esferas del poder cuando se ponen en evidencia la corrupción y la impunidad del gobierno en turno. Al Vicealmirante Rodríguez después de su insistencia en la peligrosidad de la leche radiactiva lo destinaron a la isla del Socorro frente a Colima durante dos años, después le inventaron cargos y lo sometieron a una Corte Marcial. Así destruyeron toda su carrera como marino. A Valdovinos, no le fue mejor, le destituyeron del importante puesto en la nucleoeléctrica de Laguna Verde también creándole graves faltas con lo que le hicieron la vida muy difícil.
Cuando Proceso, en sus reportajes, comenzó a informar acerca de los pormenores y las cantidades gigantescas de leche que habían llegado y estaban llegando, desde el puerto de Cork en Irlanda, por medio de barcos con bandera chipriota como el Rumija, el Tenacious, y el Adventure, entre otros, así como las cantidades exactas, las fechas y los números de pedimentos correspondientes, a funcionarios de los gobierno priístas, primero de Miguel de la Madrid y después el de Carlos Salinas de Gortari se les complicó un poco su agenda.
Los nombres
Los hechos se dieron durante los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo. Destacaba, entre los funcionarios señalados que tenían que ver por comisión u omisión Raúl Salinas de Gortari, a quien se le nombraba por ser, decían, el poder detrás del trono en Conasupo, pero también José Ernesto Costemalle, quien era el director general, Guillermo Soberón, Jesús Kumate, Héctor Hernández, César Ruiz Ferro, al Almirante Miguel Ángel Gómez Ortega, Ignacio Ovalle, Jaime Martuschelli Quintana, Miguel Medina Vallards y muchos otros empleados menores. Todos ellos fueron exonerados, años después, cuando se abrieron dos comisiones investigadoras de Conasupo que jamás llegaron a nada.
Las empresas
Las firmas a quienes la paraestatal hacía llegar la leche, por ley, cuando se enteraron de que el lácteo estaba envenenado nunca retiraron del mercado su producto. Proceso publicó la lista de esas empresas las cuales jamás se atrevieron a desmentir:
Compañía Nestlé, Carnation de México, Anderson Clayton, Meade Johnson de México, Sandoz de México, Kraft Food de México, Wyeth Vales, Chocolates La Azteca, Danone de México, Yakult, Productos Roche, Rompope Santa Clara, Laboratorios y Agencias Unidas, Evaporadora Mexicana, Chocolates Turín , United International, Richardson Vicks, Bremen, Productos Marinela, Chocolates Ferback, Quesos Milán, Swensen de California, Helados Santa Ana, Industrias Cor, Productos Lácteos Mayrán.
Entre esta lista se encuentran, inclusive, las que son especialistas en maternizar leche y son filiales de empresas estadunidenses. Y, además, muchos fabricantes de quesos, mantequillas y helados.
Nunca se ha castigado a nadie por la compraventa dolosa de la leche radiactiva. Nunca se ha dado seguimiento a la salud de los mexicanos que bebieron la leche irlandesa contaminada por la radiactividad de Chernobyl
El pasado 11 de Marzo se reportaron dos explosiones en la planta  nuclear de Fukushima I (Daiichi)-después del terremoto de 8.9 grados  y el tsunami que le siguió-.cuando se avería el sistema de enfriamiento de una central nuclear, las barras de uranio que se utiliza como combustible,para su núcleo, así como la infraestructura que lo contiene, se pueden llegar a fundir.    

Muy Interesante, año XXVIII, No. 06:
María de la Paz Neville Jimenez
"LECHE RADIACTIVA"
Respecto a la leche radiactiva que  importo México en los años ochenta y que fue repartida en Conasupo, el director de esa dependencia era RAUL SALINAS DE GORTARI. Fue el quien autorizó la compra y terminó con el programa de ayuda popular. La responsabilidad y muerte de tantos mexicanos por consumir esa leche HA QUEDADO IMPUNE y pareciera que ya no se tiene memoria del pasado. SE DEBERÏA PEDIR CUENTAS A LOS RESPONSABLES.¡¡¡¡
Gracias, señora Neville.
Los elementos radiactivos llamados núclidos expulsados del reactor, además de contaminar la zona circundante, pueden ser llevados por el viento a grandes distancias , y volver a la tierra por la acción de la lluvia. Los radionúclidos, pueden así depositarse sobre los vegetales o mezclarse con el suelo. despues son absorbidos por las plantas, y entran, de esta forma en el ciclo alimentario. Al fijarse en los órganos de los seres vivos pueden permanecer en ellos por un tiempo superior al de la propia vida.
El Cesio 137, por ejemplo, posee un tiempo de vida media de 30 años y se fija facilmente en los músculos. El estroncio 90, con tiempo de vida media de 28 años se fija fundamentalmente en los huesos. El yodo 131, con tiempo de vida media de 8 dias, se deposita en los tejidos de la tiroides: El plutonio tiene un tiempo de vida media de 24000 años.
El yodo y el Cesio se fijan también con relativa facilidad en los órganos genitales.
En los próximos 70 años aparecerán más de 1 millón de casos de tumores.
www.ecovida.pinar.cu.energia. documentos.publico:ENRICO TORRINI " El Camino del Sol"

Monjes budistas plantan en Fukushima 

8 millones de girasoles para combatir la radiación

Una épica y colorida hazaña es la que han concretado los monjes budistas del templo Goenji, ubicado cerca de Fukushima: plantar más de 8 millones de girasoles para absorber la contaminación nuclear en la tierras de cultivo.
En una acción que, vista desde cualquier perspectiva, resulta ciertamente inspiradora, un grupo de monjes budistas que residen en el templo de Goenji, ubicado en las proximidades de Fukushima, en Japón, región devastada por uno de los peores accidentes nucleares de la historia, se coordinó para llevar a cabo una labor ejemplar. Encabezados por Koyu Abe, líder del templo, los monjes se han dedicado a sembrar millones de girasoles, una planta que es famosa por su capacidad de absorber materiales del suelo, incluidos los radioactivos.
Hace unos días reportamos el caso de un conductor japonés de televisión quien comió, frente a toda su audiencia, unos vegetales crecidos en la zona de Fukushima con la intención de comprobar que estos no están contaminados. Sin embargo, a los pocos días de su temeraria demostración, el conductor contrajo leucemia. Luego del accidente registrado en la planta nuclear de Fukushima, tras el embiste del terremoto, la radiación liberada permeó, a pesar de los esfuerzos, los suelos de una extensa región agrícola. Alimentos como verduras, leche, carne, pescado, agua, te y el arroz, esté ultimo pilar de la canasta básica en Japón y muchos otros países, debieron ser desechados tras registrar niveles excesivos de contaminación, al contener cesio.
“las raíces son las que actúan como mecanismo estabilizador. Realizan filtración, lo que significa que van a absorber y van a dejar cerca ellas tanto metales pesados como restos de uranio. Esto está siendo estudiado para saber cómo quedan estos elementos, pero lo que sí se sabe es que la planta es tolerante a altas cantidades de metales pesados y de uranio y también las ingresa en su metabolismo, por lo tanto, no pasan a las capas superficiales de agua y tampoco se trasladan en el terreno o el suelo” afirma la especialista argentina en bioquímica, Adalgisa Scotti, quien estudia este tema en el Centro Internacional de Estudios de la Tierra.
Y que mejor manera de contribuir al combate del catastrófico escenario que sembrar millones de flores, las cuales no solo ayudan a depurar las tierras afectadas, sino que, al menos en un plano simbólico, irradian esperanza a una población desmoralizada.

Fukushima, la radiactividad alta: los límites de áreas fuera de ser repensado. 
En las zonas cercanas al centro, los valores medidos están muy por encima de 50 milisievert por año, cuando el nivel de radiactividad en Japón, que el gobierno estableció para las zonas consideradas habitables es de alrededor de 20 milisieverts al año 
Fukushima, la radiactividad alta: las zonas fuera de los límites para repensar 
los altos niveles de radiactividad actividad detectada en las zonas evacuadas alrededor de la planta nuclear de Fukushima presionar al gobierno japonés a "revisar" las áreas consideradas fuera de los límites. Los valores de pico de 470 milisieverts por año, registran en el momento de la crisis en Futaba, ciudad fantasma, a 1,5 km del centro de la devastada por la tragedia de marzo ha pasado, sin embargo, en las zonas cercanas al centro, todavía se detectan por encima de 50 milisievert por año. Una cosa muy preocupante si se piensa que en Japón, el nivel de radiactividad que el gobierno estableció para las zonas consideradas habitables, que es alrededor de 20 milisieverts al año - se considera todavía demasiado alto en casi todos los demás países del mundo . Los datos se basan en encuestas realizadas entre el 7 de noviembre y 16 de enero. El gobierno japonés está pensando y luego volver a diseñar las áreas que se consideran "fuera de los límites", pero no antes de completar un amplio estudio basado en datos recopilados en torno a , pensamos que en el mes de abril. Se identifican tres tipos de zonas: una zona inhabitable por la radiación anual igual o superior a 50 mSv, un área con niveles de entre 20 y 50 milisievert con restricciones para los residentes y un área con niveles de menos de 20 milisieverts, que a su vez puede se resolverá de inmediato. Mientras tanto, las autoridades han establecido los límites nipones nuevas cesio radiactivo en los alimentos, con reducciones de entre un veinte y una cuarta parte de los parámetros actuales, los límites que se considerarán operaciones a partir del 1 de abril, se habla de un máximo de 100 becquerel / kg de cesio para productos tales como carne, verduras y pescado, 50 becquereles por litro de leche y alimentos para bebés, y 10 becquereles para el agua potable.




2 comentarios:

  1. ...puras patrañas, Irlanda es famosa por la pureza y calidad de sus productos ganaderos, si tanto les preocupa la radiacion en irlanda producto de chernovyl, les tengo malas noticias, a Mexico tambien llego radiacion, prefiero tomar leche irlandesa proveniente de vacas alimentadas con pasto a leche mexicana que sale de vacas alimentadas con clembuterol y melasa

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